QUE NOS COMUNICAMOS
QUE
NOS COMUNICAMOS
Como en toda forma de comunicación entre las personas también en lo
sexual es muy importante lo que se comunica, lo que se dona. No se trata de gestos
expresados, asimismo. Todo gesto significa algo, sea para quien lo hace como para
quien lo recibe. Por medio de los gestos del cuerpo se puede expresar el propio
amor encarnado y ofrecerle al otro en el don de sí mismo.
Con seguridad la calidad de la comunicación sexual es en estrecha
relación con la calidad de la comunicación de pareja.
Nuestras experiencias al respecto están llenas de alegría, pero
también de fatiga y de contradicciones. Luces y Sombras. Pero nos parece poder
captar algunos aspectos, algunos reconocidos comunes.
Nos comunicamos una evidencia de ternura acercándonos al otro en una
comunicación que es más profunda y radical que cualquier otra cosa. Aunque
sintiéndonos cercanos, permanece la certeza del Misterio que el otro es y será
siempre, precisamente porque será siempre otro distinto de mi, irreducible a
mí. Experimentamos así el estupor, la maravilla y la gratitud por el libre que
el otro nos hace de sí, donde se renueva cada vez sin repetirse y que confirma
cada vez la plenitud de la elección recíproca. También somos conscientes de
seguir siendo dos personas distintas, libres de elegir sede donarse al otro
cada vez en la sinceridad y en la claridad sin sufrir el amor, si no teniendo
la valentía de decir no sin sentirse culpable. Para algunos, sin embargo, no ha
sido y no es siempre así. A veces se sienten condicionados por una falsa idea
de amor al querer complacer al otro, en vez de elegir lo en la libertad del
amor.
Hemos descubierto el sentido de procurarnos placer el uno al otro en
el encuentro sexual. Para muchos no ha sido un Punto de partida, sino una
conquista del camino personal y de pareja que ahora acepta darnos el permiso de
gozar y de ser felices a más de hacer feliz al otro. Ahora descubrimos también
el significado espiritual del placer.
La costumbre de hacer el amor de un cierto modo, tal vez según algunos
roles masculinos y femeninos, producir, Cuento todo eso cambia, ya sin sentido
de inseguridad y de temor. Se puede vivir el cambio como apertura y crecimiento,
pero también como temor a lo nuevo y a lo desconocido.
La relación sexual se puede tener, además, la experiencia de la
muerte; el sentido de la muerte, en efecto, está profundamente insertado en la
actividad sexual en donde el placer que se experimenta en el orgasmo, en el que
se logra casi un estado de fusión, coincide de algún modo con la muerte y la
pérdida de la individualidad.
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